viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Participas en tus clases? ¿Por qué no?

-¿Para que te traes el chándal si no corres en tus clases de educación física?
- Para dar ejemplo, si no me lo traigo yo, ¿cómo les voy a decir a mis alumnos que se lo traigan?
- Pero, si quieres dar ejemplo, ¿por qué estás sentado en el banco todo el tiempo?

Esta es una conversación que escuché hace un tiempo. Me hizo pensar.

http://juancamef.blogspot.com.es/2011_11_01_archive.html

Al estudiar hemos visto que los maestros en educación física podemos ocupar dos posiciones principales relativas al grupo clase. En primer lugar tenemos la posición externa o pasiva en la que, en una posición más o menos central tenemos buena perspectiva de todo el campo de acción de los alumnos, en la que somos conscientes de la mayor parte de las acciones que acontecen en la sesión, ideal para una observación sistemática. 

En segundo lugar, una posición interna o activa en la que participamos con el grupo-clase en algún punto de la sesión. Es esta última no controlamos todos los aspectos de la actividad a la perfección pero ganamos en otros aspectos, tales como: el aumento de la motivación y la participación del alumnado.

A continuación, expongo los motivos por los cuales considero que, en ciertas ocasiones, podríamos participar con nuestros alumnos durante la sesión: 
  • Podemos "dirigir la actividad" hacia las situaciones que pretendamos, a saber:
             -"Crear" un conflicto o problema que los alumnos deben resolver.
             - Colaborar con determinados alumnos para lograr que sean más protagonistas en                              determinados juegos y aumenten así su autoestima favoreciendo su participación en la                      actividad. 
  • Por otro lado, en determinadas actividades, simplemente hacemos de ejemplo en situación real que aportará al alumno un aprendizaje más significativo. Esto puede ser muy útil en acciones concretas a la hora de practicar predeportes.
  • A veces, simplemente queremos que aumente la tensión y la intensidad de una actividad. 
  • Por último, en ocasiones también nos podemos introducir en la actividad simplemente para crear un momento más distendido y divertido. Como por ejemplo en el momento de vuelta a la calma o justo antes de finalizar la sesión con algún reto hacia un alumno en concreto o hacia el grupo clase.
Para finalizar aquí os dejo un foto en la que se me puede ver participando en una actividad esta misma mañana en el gimnasio con mis alumnos. Al introducirme en el juego, después del griterio general, ha habido un patente aumento de la intensidad y la motivación por parte de todo el alumnado.



Mi única conclusión es que, debemos intentar perder el miedo a participar con nuestro alumnado siempre y cuando esa participación esté justificada.


“Cuando en nuestras clases nos centramos abiertamente en crear un estado positivo para el aprendizaje, empezamos a establecer en los cerebros de los alumnos, unas asociaciones entre el aprendizaje y el placer que les va a durar toda la vida.”
                                                                                                                                     Ian Gilbert

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